A pesar de la reducción de los porcentajes de inflación, la pobreza en Argentina sigue afectando a millones de personas. Con una tasa de pobreza monetaria del 38% y una pobreza multidimensional del 43,6%, el desafío es generar empleo formal y mejorar la educación. El asistencialismo no es suficiente; se requieren reformas laborales y educativas para garantizar un desarrollo sostenible.
Existen dos formas de medir la pobreza: la monetaria, que se basa en los ingresos, y la multidimensional, que analiza carencias en vivienda, salud, educación y empleo. En el primer semestre de 2024, el 34,9% de los hogares sufría pobreza multidimensional, afectando al 43,6% de la población. Desde 2016, este porcentaje ha superado el 40%, se acuerdo a un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Según el INDEC, la pobreza monetaria alcanzó al 52,9% en el primer semestre de 2024. No obstante, en el tercer trimestre del mismo año, una estimación redujo este porcentaje al 38%. La brecha de pobreza, que indica cuánto dinero falta para cubrir la Canasta Básica Total (CBT), se situó en un preocupante 39%.
En base a datos difundidos por IDESA, el 77% de los ingresos de los hogares urbanos proviene del trabajo, pero en los hogares pobres esta proporción baja al 53%, reflejando su mayor dependencia de subsidios. La alta informalidad laboral precariza condiciones y expone a estos sectores a la inflación. En la última década, las políticas asistenciales han predominado, pero sin generar una solución sostenible.
Soluciones a largo plazo
Reducir la pobreza requiere medidas estructurales que fomenten empleo de calidad. Para IDESA es fundamental eliminar regulaciones que obstaculizan la actividad económica, simplificar el sistema tributario y modernizar la legislación laboral. Descentralizar la negociación colectiva permitiría adaptar condiciones laborales a las realidades de cada empresa, facilitando la formalización del empleo.
Asimismo, transformar el sistema educativo es clave. En países como Alemania o Dinamarca, existen modelos de educación vocacional que facilitan la inserción laboral. En Argentina, IDESA contempla como necesario fortalecer esta modalidad y vincularla con el sector productivo. Un sistema que combine formación académica con prácticas en empresas mejoraría las oportunidades de los jóvenes de sectores vulnerables.
Tal como sostiene IDESA, la lucha contra la pobreza no puede limitarse a paliativos, sino que requiere voluntad política y un enfoque de largo plazo que apueste por el empleo y la educación como pilares del desarrollo social.