“Las desigualdades persisten vivitas y coleando, mientras los ingresos familiares no alcanzan y la inflación resiste, airosa, los parches del Gobierno. Ese es el marco de la Argentina de este tiempo, que gran parte de los habitantes de este país padecen en carne propia a raíz de las disposiciones de la actual gestión, pero también de los desaciertos históricos de las administraciones antecesoras”.
Tal descripción de la realidad resulta actual, pero ésta data de hace 10 años atrás y surge de los archivos de El Ciudadano, que en su línea editorial planteaba: “Argentina es un país con enormes potencialidades que no han sido aprovechadas. Es una Nación que dilapidó una y otra vez su situación económica. Estaba entre los 10 países más ricos del mundo y en sucesivas oportunidades ha quedado en la ruina. Y si bien todo esto es cierto, también lo es que sigue siendo una Nación muy rica en personas que se destacan a nivel nacional e internacional, como así también en miles de ciudadanos que anónimamente mueven con su honestidad, responsabilidad, sacrificio y trabajo las ruedas de la economía”.
Del análisis de la situación de hace 10 años surgía, al igual que hoy, la necesidad de un sistema político que genere buenas políticas públicas que trasciendan los diversos períodos gubernamentales.
Es que nunca se logró una política que trascienda a los gobierno de turno, cuestión que debiera ser un objetivo de la clase política argentina con el propósito de avanzar en la instrumentación de políticas de Estado, con continuidad y respeto a ejes estratégicos.
“Y esta continuidad no solamente debe darse en los gobiernos nacionales y provinciales, sino también en las municipalidades y comunas del extenso territorio nacional. Aunque este deseo peque de ingenuidad, es válido si se quiere tener un país en serio”, reflexionaba al respecto El Ciudadano.
Los argentinos siguen esperando que el país ingrese en un sendero de desarrollo sostenido. Para ello, la clase política debiera ponerse a la altura de las circunstancias y el pueblo soberano debiera además empezar a actuar con mayor conciencia, no tan sólo al momento de votar, sino también en cada momento de la vida de este hermoso país.
¿Podrá ser posible? ¿Qué se hace actualmente para avanzar en políticas de Estado a largo plazo? Al igual que hace una década, cada lector tendrá sus respuestas, sus miradas sobre este tema. Seguramente habrá de las más variadas en base a las historias de vida e ideologías de cada uno, pero indudablemente todos coincidirán en lo necesario de avanzar en una política que trascienda los liderazgos personales.
• El Ciudadano