En el Día del Maestro, falleció la señora Nora Edith Barroso de Recalde. La docente nació en Rosario, Santa Fe, el 22 de junio de 1922. Vivió con plenitud en Villa Dolores. Hoy, la histórica docente es una estrella más en el firmamento, luego de 101 años de vida.
Nora fue hija del minero Héctor Barroso y de Amelia Laurentina Solari. De niña vivió en Concarán, San Luis, y de adolescente se radicó en Buenos Aires, donde cursó sus estudios secundarios.
Luego, se formó en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires, donde se recibió.
Obtuvo empleo como docente en la Escuela Normal de Villa Dolores, espacio en el que se desempeñó hasta llegar a ser directora. Además, dictó clases en la Escuela Industrial.
La reconocida docente se casó con Octavio Recalde, con quien tuvo dos hijas: Susana y Analía.
Una marca, una huella…
Tiempo atrás, en una entrevista con El Ciudadano, la docente comentaba que su padre Héctor, su madre Amelia y su abuela Jova Guiñazú la marcaron profundamente.
“Son las personas que más pesan sobre mis pensamientos, gustos y sobre tantas cosas de la vida. Éramos tres hermanos: yo, Héctor y Raúl; al ser la única mujer, fui la nena mimada”, revelaba.
Gustos
Sobre sus gustos, Nora indicaba: “La lectura, por un lado; y, por otro lado, el piano, que ya no tocó. Además, cultivar amistades, de esas que te duran toda la vida. He llevado una vida no pomposa, pero rica en valores afectivos”.
Por ser mujer
De no haber sido docente, le hubiera gustado ser abogada. “No fui a la Facultad de Abogacía porque mi abuela me decía que ese tipo de carrera no era para mujeres. En aquella época, ese pensamiento era común y para mí la palabra de mi abuela era sagrada”, apuntaba.
Y señalaba: “Creo que podría haber sido una buena abogada, teniendo en cuenta que en la escuela se trataba cada caso”…
Una vida linda
“Estoy conforme con la vida que me ha tocado. Gracias a Dios. Con lo bueno y con lo malo. Lo malo me ha parecido lógico, porque la vida no puede ser perfecta”, expresaba Nora.
Y añadía: “Yo soy feliz en Córdoba. Soy rosarina, pero no importa. Me he sentido bien y afectivamente contenida, tanto en mi familia como en esta ciudad a la que aprecio mucho”.
“De Villa Dolores estoy y voy a estar siempre agradecida. Aquí me han brindado mucho afecto y estima”, marcaba la vecina.