Las proyecciones interanuales indican que los precios se incrementarían un 71% y los salarios un 55% en este 2022, mientras que los trabajadores registrados perderían así un 9% de su poder de compra.
De acuerdo a datos del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), se estima que la inflación del último mes rondaría el 7% a causa de las fuertes subas de precio desencadenadas por los movimientos políticos en torno al Ministro de Economía, que ahora lidera Sergio Massa.
Tal exorbitante porcentaje generaría una suba acumulada para el 2022 del 45,5% y una inflación interanual del 71% aproximadamente.
El drama es que las paritarias cerradas para el presente año, en su mayoría, rondaron el 50% o 60% anual, en el mejor de los casos. Para gran parte de los asalariados solamente se han realizado incrementos del 30% hasta la fecha, frente a una inflación aproximada del 45,5% y que va creciendo.
Esto, según IDESA, quiere decir que los trabajadores del sector privado hasta julio habrían perdido un 11% de su poder de compra, situación que por supuesto se agrava para los no registrados, es decir para el gran cúmulo de personas que se mueven en la informalidad.
Si además se comparan las proyecciones interanuales, los precios se incrementarían un 71% y los salarios un 55%, mientras que los trabajadores registrados perderían así un 9% de su poder de compra.
El cuadro es crítico y, tal como ha ocurrido a lo largo de la historia argentina, los principales perjudicados son siempre los mismos: los trabajadores tanto formales como informales, que pierden estrepitosamente ante la aceleración inflacionaria y caen cada vez más profundo.
La adversidad actual es consecuencia de años de impericia política. Esto no se remedia con precios máximos o controles de precios. Requiere de un ordenamiento integral del Estado y, para ello, de dirigentes que estén a la altura de las circunstancias. Lamentablemente, en este punto, existen más desesperanza que optimismo.
• El Ciudadano