La aldea Iraki celebra a su patrono con misas y procesiones en la pequeña comunidad cristiana, en tierra de misión del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). Un sacerdote cuenta la experiencia vivida.
La aldea Iraki, en Tanzania, celebró días atrás una fiesta en honor del Santo Cura Brochero, proclamado patrono de la pequeña comunidad cristiana en tierra de misión del Instituto del Verbo Encarnado (IVE).
El sacerdote Diego Cano compartió la experiencia vivida en esa fiesta patronal en honor del Cura Brochero, a quien, destacó, “de a poco van conociendo y tomándole cariño”.
Según contó, la misa se realizó un sábado, para que pudieran asistir los niños que durante la semana están en la escuela. En la ocasión, se organizó además una procesión por el pueblo, con una imagen del Cura Brochero llevada desde la Argentina y que una tía regaló Cano.
El sacerdote hizo foco en “la sencillez del lugar y en lo pequeña que es la iglesia, pero a la vez en la alegría y la participación de mucha gente en las festividades”. Tanto es así que “luego de la santa misa tuvieron una comida festiva, amenizada por bailes y cantos, como es tradición”.
“Una hermosa fiesta, donde puedo pensar que el Cura Brochero se sentiría realmente entre los suyos, como era entre la gente de Traslasierra, gente de buen corazón y vida sacrificada”, comparó.
La pequeña comunidad
El padre Cano relató cómo fue creciendo esa comunidad cristiana en Tanzania, gracias al trabajo misionero de los sacerdotes del IVE.
“En ese lugar, hace dos años, ni siquiera había capilla ni comunidad de católicos. El catequista de la aldea más cercana comenzó a escuchar a algunos cristianos que vivían allí, que pedían si fuera posible comenzar con una capilla, pues les quedaba muy lejos asistir en la aldea vecina, a más de siete kilómetros de caminata. Por eso era que mucha gente no iba, sobre todo los niños y ancianos. El catequista comenzó a visitarlos y logró congregar un buen grupo de gente. Muchos de ellos eran paganos, pero deseaban hacer el catecumenado y bautizarse, junto a su familia”, relató Cano.
Así se dio comienzo a la capilla, donde en un primer momento se juntaban a rezar debajo de unos árboles, en un terreno prestado. En ese mismo terreno, el dueño les concedió el permiso de levantar una capillita pequeña, de barro y paja. Actualmente allí rezan, pero ya se ha comprado un terreno para poder edificar una capilla grande y definitiva en torno a la figura del Cura Gaucho.
• Aica