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El cierre del Vertedero en Ruta 148, una disputa histórica

Tras años de polémica, el intendente Maximiliano Rivarola reveló su deseo de erradicar el reservorio de basura que podría limitar la expansión urbana de Villa Dolores. La medida cuenta con respaldo en la comunidad, pero abre un nuevo desafío regional sobre el destino final de los residuos.


El intendente de Villa Dolores, Maxi Rivarola, ha confirmado que gestionará el cierre del vertedero ubicado sobre la Ruta 148, un depósito de residuos que, desde hace décadas, ha sido motivo de polémica en la ciudad y que actualmente recibe basura proveniente de localidades de toda la región de Traslasierra. La decisión forma parte de una estrategia más amplia que apunta a mejorar la gestión de los residuos, proteger el ambiente y liberar la zona sur de la ciudad, el único sector hacia donde Villa Dolores puede crecer urbanísticamente.

La polémica sobre este vertedero no es nueva. Comenzó en la gestión del entonces intendente Héctor Zani, quien aceptó la decisión de la Provincia de instalar en Villa Dolores el vertedero regional. Desde entonces, el tema se convirtió en un punto de tensión y de reclamo social y político. Años después, el intendente Juan Pereyra intentó su cierre mediante gestiones y reclamos, pero no tuvo éxito. Durante su mandato, se habilitó un nuevo vertedero en la Ruta 20 como alternativa. No obstante, esta solución tampoco prosperó a largo plazo, ya que su hija y sucesora en el cargo, Gloria Pereyra, cerró ese depósito, lo que obligó a Villa Dolores a volver a utilizar el vertedero original de la Ruta 148, reavivando las preocupaciones por su impacto ambiental y urbano.

Ahora, con su anuncio, Rivarola pretende ponerle punto final a una historia que lleva más de dos décadas. El jefe municipal sostiene que no es viable que un reservorio debasura se mantenga activo en la zona sur de la ciudad, que es la única dirección hacia donde Villa Dolores puede expandirse. «Queremos evitar que un lugar destinado al crecimiento de la ciudad siga siendo utilizado como un vertedero. La ciudad necesita expandirse y, por eso, estamos trabajando en una solución definitiva”, expresó.

La decisión de Rivarola encuentra respaldo en varios sectores de la comunidad. Incluso, la demanda de erradicar el vertedero viene siendo sostenida desde hace tiempo por el concejal opositor José Darío Cortés, quien ha reclamado públicamente la necesidad de clausurar el basural y buscar una solución regional que no afecte la calidad de vida de los vecinos ni frene el desarrollo urbano de Villa Dolores.

Sin embargo, el desafío no es menor. Mientras que el resto de los municipios y comunas de la región se encuentran cómodos con que la basura no se acumule en sus jurisdicciones, se abren serios interrogantes sobre dónde podría instalarse un nuevo vertedero que no perjudique a las poblaciones vecinas, al ambiente y al desarrollo urbano de otras localidades. Resolver este dilema exigirá consenso político y coordinación intermunicipal, algo que históricamente ha resultado difícil en la región.

Además, el intendente adelantó que como parte del reordenamiento exigirá a todos los camiones que ingresen con basura a Villa Dolores presentar su documentación en regla, vinculada principalmente a los seguros de los vehículos y a que estos se encuentren en condiciones adecuadas. La intención es reforzar el control sobre el transporte de residuos y garantizar que todo el proceso se ajuste a las normativas ambientales y de seguridad vigentes.

Para avanzar en el cierre y traslado del vertedero, Rivarola deberá apoyarse en la buena relación que actualmente mantiene con la gestión provincial de Martín Llaryora. Según fuentes municipales, ese vínculo atraviesa hoy su mejor momento, lo que podría allanar el camino para encontrar una solución conjunta que cuente con el aval de la Provincia y con la participación de los gobiernos locales del Valle de Traslasierra.

De esta manera, la gestión de Rivarola se enfrenta a un viejo problema con nuevas herramientas políticas y con el respaldo de parte de la comunidad. El desenlace de esta iniciativa podría marcar un antes y un después en la política ambiental y urbana de Villa Dolores y de toda la región.