Alberto Feliciano Brochero reconoció los delitos de abuso, privación ilegítima de la libertad y amenazas. El caso expuso una grave situación de violencia en el ámbito laboral doméstico.
La Justicia de Villa Dolores dictó una nueva condena por violencia extrema contra una mujer. Esta vez, el acusado es Alberto Feliciano Brochero, de 70 años, condenado a cinco años de prisión efectiva por haber cometido abuso sexual gravemente ultrajante, privación ilegítima de la libertad y amenazas en perjuicio de una trabajadora doméstica en su domicilio de Villa Cura Brochero, a fines de enero de este año.
Durante el proceso judicial, que se llevó adelante bajo la modalidad de juicio abreviado, Brochero reconoció su responsabilidad penal en los hechos y la sentencia fue homologada por la Cámara del Crimen de Villa Dolores.
Según consigna el portal La Otra Mirada, la fiscal de la causa, Analía Gallaratto, sostuvo que el caso expuso una combinación de violencia física, sexual y psicológica que configuró un delito múltiple con impacto severo en la integridad de la víctima.
La mujer agredida —madre de una menor— relató haber sido retenida contra su voluntad, sometida a agresiones y amenazas, y víctima de abuso sexual en el ámbito laboral. Se trataba de una situación de claro abuso de poder y vulnerabilidad.
De acuerdo a La Otra Mirada, uno de los elementos que llamó la atención durante la instrucción fue la afirmación del acusado de ser sobrino en cuarto grado del Santo Cura Brochero, una declaración que no tiene implicancia legal, pero que, simbólicamente, tensiona la figura pública del patrono del Valle de Traslasierra.
Alberto Brochero ya tenía antecedentes penales por hechos similares, lo que agrava su perfil delictivo y fue considerado por el tribunal a la hora de evaluar la pena. Si bien continúa detenido en Bouwer, la defensa solicitó prisión domiciliaria debido a su edad y estado de salud, un pedido que está bajo análisis judicial.
Este caso, además de su resolución penal, pone sobre el tapete la desprotección de las mujeres trabajadoras, muchas veces expuestas a situaciones de abuso en entornos domésticos donde la desigualdad de poder opera sin testigos ni resguardo institucional.