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Los “caramelos locos” y la amenaza que se acerca a Traslasierra

La irrupción de una nueva droga sintética en Córdoba expone un fenómeno en expansión que ya no distingue entre ciudades grandes y pequeñas. Traslasierra, históricamente alejada de los circuitos de distribución, hoy enfrenta un escenario de riesgo creciente, donde los jóvenes aparecen como el blanco más vulnerable.

La reciente incautación de “caramelos locos” —droga sintética basada en dimetoxianfetamina— durante una fiesta electrónica en Córdoba capital, marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico en la provincia. El hecho, que encendió las alarmas de las fuerzas de seguridad, revela tanto la sofisticación del mercado ilegal, como así también anticipa posibles impactos en regiones como Traslasierra, donde el fenómeno ya dejó de ser periférico.

En los últimos años, esta zona del interior cordobés ha registrado un aumento sostenido de procedimientos vinculados al narcomenudeo y el consumo recreativo, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. Las rutas de acceso, antes poco utilizadas, hoy forman parte de corredores activos en la circulación de sustancias ilícitas. La presencia de drogas sintéticas —antes exclusivas del circuito urbano— ha comenzado a replicarse en localidades como Villa Dolores o Mina Clavero, con decomisos esporádicos que confirman la expansión.

La aparición de esta nueva sustancia —dimetoxianfetamina— presentada en forma de caramelos, plantea un desafío inédito. Su consumo genera alucinaciones intensas, euforia descontrolada y desregulación de la temperatura corporal. Su apariencia inofensiva, similar a una golosina, facilita su distribución en contextos juveniles, donde la desinformación y la presión grupal juegan un rol determinante.

En Traslasierra, el riesgo es doble: por un lado, el debilitamiento de las redes familiares y comunitarias en entornos atravesados por la precariedad social; por otro, la escasa presencia de programas preventivos y de atención temprana en salud mental y adicciones.

Las autoridades provinciales insisten en la necesidad de reforzar los controles, pero especialistas advierten que la prevención no puede limitarse a la represión. Es urgente implementar estrategias integrales que incluyan educación, contención y políticas públicas específicas para el interior.

El arribo de drogas de diseño al centro de la provincia no es un fenómeno aislado. Es un síntoma de una transformación más profunda que ya está en marcha. Lo que hoy sucede en Córdoba capital, mañana puede estar en el corazón mismo de Traslasierra.

• El Ciudadano