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VILLA DOLORES. Sitios baldíos y aguas servidas

Generalmente los vecinos tenemos la liviandad de hacer responsables de todos los males a los gobiernos de turno y las instituciones… Es bueno, para variar, hacernos cargo de cuestiones que son responsabilidad propia.

De una larga lista de ejemplos, hay dos casos particulares: los sitios baldíos sin mantenimiento y el agua servida en la vía pública.

Por un lado, varios sitios baldíos hoy se presentan con maleza y desechos. Representan un foco de infección que puede incidir contundentemente en la salud pública. Basura, hongos, ratas, arañas, garrapatas y mosquitos: todo en un solo lugar.

Los lotes baldíos descuidados son sinónimo de desidia. Los propietarios de los terrenos debieran mantenerlos limpios y desmalezados en respeto a las familias que padecen a diario la contaminación y proliferación de alimañas.

Por otro lado, algunos vecinos tienen la asquerosa práctica de disponer aguas servidas en la vía pública. Esta acción no sólo infringe las normas de la sana convivencia, sino que también constituye otra amenaza a la salud pública.

No es un problema reciente: los líquidos y olores nauseabundos ingresan libremente a la atmósfera urbana desde hace tiempo. Se trata de un “delito ecológico” por contaminación, que pone de manifiesto una conducta insensible y de desprecio al prójimo.

Este tipo de situaciones que se registran con los sitios baldíos y las aguas servidas ocurren por la irresponsabilidad ciudadana de algunos vecinos y por la indiferencia cómplice, degradando y poniendo en riesgo a las personas.

La responsabilidad es privada y si ésta no es asumida, deberá ser el Estado a través de su rol de contralor y de sanción el que proceda a poner orden.

• El Ciudadano