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RUIDOS MOLESTOS. No se debe hacer oídos sordos

Varias décadas antes de Cristo, una ordenanza de Julio César restringió la circulación nocturna de carretas para preservar el sueño de los romanos. Más adelante, Isabel I de Inglaterra, entre los años 1533 y 1603, prohibió a los maridos que castigaran a sus mujeres de noche: no por proteger el pellejo de las esposas, sino porque sus gritos alteraban su descanso.

El barullo de la tracción animal también preocupó a Juan José Vértiz, virrey del Río de la Plata de 1778 a 1783; por esa época, una de las ciudades más ruidosas del Virreinato era Rosario, donde las quejas de los vecinos insomnes obligaron a los carreteros a enfundar con cintas de cuero las ruedas de sus carruajes para suavizar el traqueteo infernal que hacían cada vez que pasaban por el empedrado Camino Real.

Hoy las cosas se han complicado, especialmente en las grandes ciudades del país, pero también en las pequeñas comunidades del interior del interior, que si bien aún conservan cierta tranquilidad, poco a poco se suman, fundamentalmente en sus barrios céntricos, al padecimiento diario del ruido, un peligroso contaminante ambiental cuyos males van desde la simple molestia hasta la generación de problemas de salud en personas sensibles.

Villa Dolores no experimenta la polución sonora de las megalópolis más ruidosas del mundo, pero en su pequeña escala es escenario de ruidos que deben ser considerados por la sociedad. Existen varias situaciones molestas: cada vecino dolorense tiene, con seguridad, casos concretos que aportar a la lista de actividades ruidosas, que van desde los caños de escapes libres hasta el sonido estridente que pueda generarse en una celebración de jóvenes.

El ruido va de la mano de la intensidad de la actividad humana y puede ser controlado para evitar que se convierta en una condición que altere y perjudique el bienestar y salud de los ciudadanos. Ciudades como Villa Dolores, aún pequeñas en comparación a las grandes metrópolis, están a tiempo de controlar el fenómeno y fundamentalmente de generar conciencia. Es una temática sobre el cual no se debe hacer oídos sordos.

• El Ciudadano