• Por Instituto para el Desarrollo Social Argentino.
Como es de público conocimiento, 17 de los 30 médicos de guardia del hospital público provincial de Río Cuarto renunciaron días atrás en señal de protesta por los bajos salarios. Compartieron el reclamo galenos de toda la provincia.
En los hospitales públicos de Córdoba hay aproximadamente 4.600 médicos contratados por unas 35 horas semanales. Descontando tiempos muertos y suponiendo que hacen tres consultas por hora, cada médico podría atender unas 330 consultas al mes. Por otro lado, viven en la Provincia 1,5 millones de personas sin cobertura médica. Por lo tanto:
• La cantidad total de consultas que los hospitales podrían atender es de aproximadamente unas 18 millones por año.
• Suponiendo seis consultas médicas por año por persona, para atender a la población sin obra social, se necesitarían unos 9 millones de consultas por año.
• Esto implica que la oferta potencial en los hospitales duplica las necesidades.
Estos datos sugieren que la principal carencia de la salud pública no es de recursos sino de gestión. Que se contrate el doble de los médicos necesarios implica que se podría duplicar el sueldo de los profesionales que trabajan, si se dejara de pagar salarios a los que trabajan poco o no trabajan.
En este sentido, las fallas de gestión generan salarios injustos porque no permiten hacer un reconocimiento monetario que refleje los muy diferentes niveles de compromisos de los profesionales. Las fallas de gestión son aún más injustas con la gente que debe hacer filas a la madrugada por un turno y, cuando lo consiguen, con frecuencia terminan no recibiendo la atención el día del turno. Por eso es que las guardias están atestadas.
Los déficits de gestión se materializan fundamentalmente en la deficiente identificación de la gente que los hospitales atienden, de lo que se deriva un débil control de la tarea que desempeña el personal. El no contar con buenos registros de los pacientes atendidos y del profesional que los atendió son las dos principales fuentes de injusticias salariales.
Los médicos que trabajan reciben un salario claramente bajo. Mientras que los médicos que no van a trabajar, o van solo algunos días y cuando van atienden sólo algunos pacientes, reciben el mismo salario. El resultado son remuneraciones muy bajas para los que trabajan, altas para los que trabajan poco y extraordinariamente altas para los que no van a trabajar.