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Las localidades de la zona requieren de políticas integradoras

En este 2023, se vivirán tiempos de promesas, plataformas, militancia y proselitismo… Las poblaciones del Valle de Traslasierra elegirán intendentes y presidentes comunales. De las urnas surgirán las personas que tendrán la responsabilidad democrática de ejercer el gobierno en cada una de las comunidades transerranas.

Una vez elegidas las autoridades ejecutivas de cada ejido, comenzarán a esclarecerse cuáles serán los vínculos que podrán llegar a tener las poblaciones de la zona entre sí, ya que de la buena voluntad y cercanía que exista entre los dirigentes ungidos dependerán las relaciones que se puedan llegar a entablar.

Lamentablemente los lazos entre las localidades de la región dependen en gran medida de los gobierno de turno, de las especulaciones políticas, de los signos partidarios y/o ideológicos, como así también de la voluntad real que tenga cada gobernante de establecer una sana convivencia en pos de un beneficio superador común.

Ante esta realidad es de esperar que en los próximos cuatro años, los nuevos gobiernos de la zona aparte de dedicarse a las temáticas propias de cada población, lleven adelante una gestión que trascienda las fronteras municipales y comunales en aspectos elementales para el desarrollo de Traslasierra.

La conectividad entre cada comunidad, la promoción del turismo, la organización de eventos deportivos y/o culturales, la gestión de obras de infraestructura ante estamentos provinciales y nacionales, el tratamiento de los residuos sólidos urbanos, el manejo sustentable y sostenible del Río de los Sauces, la accidentología vial, la seguridad y hasta los horarios de apertura y cierre de locales nocturnos son aspectos que requieren de una política coordinada entre los municipios y comunas.

Villa Dolores, por caso, tiene a su alrededor varias localidades que orbitan como satélites a raíz de los bienes y servicios que la ciudad cabecera del Departamento San Javier ofrece no solo a sus vecinos, sino a toda la zona. Considerando esta realidad sería oportuno comenzar a pensar a estas poblaciones, desde su independencia, como una comunidad global en la que haya una retroalimentación de buenas políticas.

Los futuros gobernantes deben razonar que no sólo tienen la obligación de atender su propia “quintita”, sino que a través de la vinculación con sus vecinos inmediatos el progreso y el bienestar de la población serán más factibles y sólidos.

• El Ciudadano