“Puede parecer duro, pero la voluntad puede superar cualquier cosa. La dignidad de llevar el pan a la casa no tiene precio”, afirma Ramona, que junto a Gisela rompen con la idea de que existen trabajos sólo reservados para los hombres.
En obras de cordón cuneta y adoquinado que se ejecutan actualmente en las calles de Villa Dolores, existen mujeres que integran las cuadrillas municipales, que llevan a cabo la ejecución material de los proyectos.
Es el caso de Gisela Vanesa Funes y de Ramona Corbalán, que en este tiempo están abocadas a las obras de pavimento articulado.
El ingeniero Alejandro Estrada, encargado de los proyectos, maifiesta con satisfacción que se desempeñan con gran capacidad y confesó que le gustaría contar con más personal femenino en las cuadrillas municipales.
Felices
Para Gisela, la tarea actual no es su primera experiencia en la construcción, ya que estuvo tiempo atrás “trabajando en la Oficina de Empleo”. Esto es algo que “nos gusta mucho y estamos muy contentas por la tarea que llevamos adelante”, comenta.
Por su parte, Ramona confiesa que es su “primera vez en la construcción” y que la experiencia la llena de “satisfacción”, mientras tiene la oportunidad de “aprender un montón de cosas”.
Además, “nos llevamos muy bien con los compañeros varones; andamos de diez y nos respetan”, resalta Ramona, al tiempo que Gisela añade: “Aparte de que los muchachos son de por sí muy respetuosos, el respeto también se da por la capacidad de trabajo que mostramos”.
Más mujeres
-Desde la dirección de las obras están abiertos a la incorporación de más mujeres en esta área. ¿Qué opinan?
-(Ramona) Sí. Es algo que se viene conversando. Está la idea de una cuadrilla con más mujeres. Por el momento, somos las primeras. Sería algo muy bueno.
-Se rompe de este modo con la idea de que existen trabajos sólo reservados para los hombres.
-(Gisela) Exactamente. Las mujeres somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos.
-¿Qué le dicen a aquellas que todavía no se atreven a romper con esos límites?
-(Ramona) Puede parecer duro, pero la voluntad puede superar cualquier cosa. La dignidad de llevar el pan a la casa no tiene precio. Cuando a uno le gusta laburar, nada, absolutamente nada, es imposible.
Yo pensaba que no iba a aguantar el trajín de este empleo, pero lo llevo muy bien; tal vez, junto a mi compañera, lo desarrollamos sin problemas por haber tenido experiencia previa en trabajos pesados en la tierra.
-Se las nota cómodas.
-(Gisela) Totalmente. Estamos felices por la tarea que realizamos, más aún al unirnos una amistad; es que hemos jugado juntas al fútbol: Ramona ahora es arquera en el equipo “Las Pumas” de la Liga Pirata y yo soy defensora de Las Rosas en la Liga Dolorense.
Alguna vez jugamos partidos por plata o por un lechón, ahora trabajamos juntas disfrutado de la compañía y de lo que hacemos.
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