Se presentó en el Concejo Deliberante de Villa Dolores un proyecto para la conservación y uso de plantas nativas en el arbolado público de la ciudad.
La iniciativa, que es impulsada por el Frente Popular Villa Dolores y tiene como principal referente al biólogo Gerardo Coria, promueve la revalorización de los ejemplares nativos, incentivos para los vecinos que se adecúen a la normativa y sanciones por incumplimiento.
Además, se brinda un detalle pormenorizado de los ejemplares nativos a plantar y de las especies exóticas que impactan negativamente en el ecosistema.
Los alcances
En concreto, el proyecto de ordenanza apunta, en su artículo primero, a designar ejemplares arbóreos de interés municipal y monumentos biológicos a los ejemplares pertenecientes a las siguientes especies, cualquiera sea su edad: quebracho blanco, algarrobos, brea, tala, aguaribay, peje, manzano de campo, retamo, molle, espinillo, tusca, visco, garabatos, chañar, moradillo, piquillín, lagaña de perro, orco quebracho, cina cina, tramontana y mistol.
En tanto, en su artículo segundo, prohíbe la poda y/o tala de los ejemplares comprendidos en los grupos a preservar y promover, «salvo situaciones excepcionales que deberán ser previamente consultadas con técnicos del INTA Forestal Villa Dolores».
El artículo tercero, promueve el uso de plantas autóctonas (árboles, arbustos y herbáceas) en parques, jardines y arbolado público. En el artículo cuarto, se listan los ejemplares para el arbolado público para parques y veredas anchas de más de 3,5 metros y para veredas menores a 3,5 metros, de acuerdo a su crecimiento y servicios. Asimismo, en el artículo séptimo, se especifica el uso de especies autóctonas en cercos y jardines.
A la vez se establece, en el artículo quinto, que los loteos sobre terrenos que tengan vegetación nativa, deben conservar un mínimo de 20% de la superficie de cada lote con tal vegetación. Y para la forestación posterior de los lotes, se propone utilizar preferentemente plantas autóctonas.
En el artículo sexto se habla de dar prioridad para la planificación del arbolado de calles a los ejemplares de especies nativas ya existentes, conservándolos para ese fin o, en caso de no ser posible, utilizando para la implantación siempre las especies de la flora nativa.
La normativa, en su artículo octavo, prohíbe plantar ejemplares pertenecientes a las especies exóticas invasoras que producen desaparición del bosque nativo, afectan la disponibilidad y calidad del agua, modifican negativamente las condiciones del suelo y empobrecen la fauna nativa, listándose en la prohibición los siguientes: olmo, álamo carolino, acacia negra, siempre verde, grataeus, zarzamora, pino, retama, acacia blanca, paraíso, mora, maclura, fresno, sauces exóticos invasores y aromo europeo.
La ordenanza autoriza la extracción de las especies exóticas invasoras, tanto en espacios públicos como privados; establece incentivos económicos (reducción de impuestos municipales) para aquellos propietarios que se adecúen a la misma y contempla la sanción con multas a determinar por el incumplimiento de las medidas impuestas.
Fundamentos
“Nuestra ciudad está llena de una historia relacionada con su entorno natural, para bien y para mal, y tiene una identidad muy fuerte que, lamentablemente, se está perdiendo y de la que poco a poco no está quedando referencia. Los árboles, y con más amplitud la vegetación nativa de Traslasierra, son parte indisoluble de esa identidad, destacándose tal vez algunas especies que son representativas por su porte y su importancia para el ambiente y el ser humano, como el algarrobo y el quebracho blanco, pero, ¿cuántos algarrobos y quebrachos vemos en plazas, parques y calles?”, plantea el proyecto en sus considerandos.
En lo que atañe, se argumenta que el arbolado con nativas ejerce efectos positivos sobre las condiciones ambientales urbanas: regula temperaturas extremas, provee sombra y reparo, refugio de flora y fauna, atenúa y filtra los vientos, reduce la resonancia de los ruidos, infiltra agua y recarga acuíferos, modifica condiciones de luminosidad, purifica la atmósfera por la captación de polvo y contaminantes; además, los ejemplares nativos forman parte del patrimonio biológico, social y cultural de la ciudad; contribuyen a un legado generacional, como asimismo a la satisfacción de actividades recreativas y ambientales de la sociedad.
La iniciativa fundamenta que “la flora nativa posee adaptaciones específicas para el ambiente en el que vive, pudiendo soportar inclemencias climáticas como fuertes vientos y sequía”; aparte, “su implantación y/o conservación en la ciudad contribuyen a la formación de corredores biológicos, los cuales son indispensables para mantener la salud del ambiente en el que vivimos”.
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