Los padres de Delia Gerónimo Polijo, Modesta y Mario, se presentaron ante la Justicia Civil de Villa Dolores junto a su abogado, Germán Romero Marcon. La Comisión de Derechos Humanos por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Traslasierra informó que en esta instancia los progenitores de la joven plantearon la responsabilidad civil de la escuela a la que asistía su hija, argumentando que la institución la dejó salir antes de tiempo sin previo aviso ni notificación a su familia.
El 18 de septiembre de 2018, la tragedia golpeó a la familia Polijo. Delia, de 14 años, fue secuestrada en el camino a su casa tras salir anticipadamente del colegio IPEM N°137 Carolina Lucero de Funes, ubicado en La Paz, Traslasierra. Desde entonces, su paradero es un misterio y el dolor de su familia, una constante.
Una decisión que dejó a Delia indefensa
Ese día, la escuela decidió liberar a los estudiantes del turno tarde dos horas antes de lo habitual debido a la ausencia de un profesor. Sin embargo, de acuerdo a la presentación judicial, no informó a los padres ni garantizó medidas de seguridad para los alumnos, a pesar de que la familia Polijo siempre retiraba a Delia por la distancia entre su hogar y el establecimiento educativo. La decisión de la institución la dejó expuesta y sola en un trayecto que, según la madre, nunca realizaba sin compañía.
Cristian, su hermano mayor, llegó a la escuela a las 18:00 para recogerla, pero la encontró cerrada. Recorrió el camino de vuelta buscándola, pero no halló rastro de ella. La desesperación se apoderó de la familia cuando, tras horas de búsqueda, comprendieron que algo terrible había sucedido.
Un caso marcado por el abandono
El drama de los Polijo no sólo radica en la desaparición de su hija, sino también en la inacción de las autoridades. Modesta ha reiterado en varias oportunidades a la prensa que la Policía tardó horas en reaccionar cuando hicieron la denuncia y que la búsqueda inicial fue deficiente. Con el paso del tiempo, la investigación se diluyó, dejando a la familia sin respuestas.
La situación se agravó con la revelación de un testimonio clave. En diciembre de 2018, una mujer denunció a su pareja, Mauro Martínez, por violencia de género y afirmó que el hombre estuvo involucrado en la desaparición de Delia. La Policía allanó su casa un día después y encontró objetos pertenecientes a la joven, entre ellos, una cadenita y unos aros que ella había comprado poco antes de desaparecer. Sin embargo, antes de que Martínez pudiera ser interrogado, fue hallado muerto en un aparente suicidio.
Un pedido de justicia que no cesa
A varios años de la desaparición de Delia, su familia sigue exigiendo respuestas. Sostienen que la escuela tiene responsabilidad civil por haberla dejado salir sin tomar las medidas necesarias para garantizar su seguridad.
«Mi corazón me dice que a mi hija me la agarraron, no una sola persona, sino varios», ha manifestado reiteradamente Modesta. La angustia se acrecienta con la falta de avances en la investigación y con la certeza de que el Estado falló en proteger a su hija.
El caso de Delia Gerónimo Polijo es una herida abierta en Traslasierra. Su desaparición representa el dolor de una familia, al tiempo que el reflejo de la desidia institucional y la urgencia de reforzar los protocolos escolares para evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir.
La lucha de los Polijo sigue vigente, porque, como dice Modesta, «no quiero que nadie más sufra lo que estamos sufriendo nosotros».