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Antonella: ¿Por qué tuve que ser el objeto sexual de un viejo asqueroso?

Antonella Ricci tuvo una contundente declaración final en Tribunales de Villa Dolores. Previo a la condena de 28 años de prisión para su abusador Roberto Clavero y de 16 años de reclusión para su madre Analía Montenegro, la joven dijo todo lo que antes no pudo decirles. A continuación, el fuerte testimonio:

“Voy a comenzar diciendo que no quiero pedir nada, solo quiero expresarme libremente y decir todo lo que sentí y siento dentro mío.

Quiero poder gritarlo y que me escuchen como nunca lo hicieron. Me callé durante años, me silenciaron. ¿Ahora me van a hacer callar? No voy a callarme nunca más y voy a decir las cosas crudas y claras, sin dibujar las palabras.

¿Te pensaste que nunca me iba a animar a denunciar?

¿Pensaste que habías hecho bien tu trabajo de manipulación?

¿Qué siempre ibas a ser el león y yo la liebre indefensa? ¿Creíste que nunca iba a despertar, que me tenías dominada, que tenías el control de todo a mí alrededor, de mi vida?

Acá estoy, te sorprendiste, ¿no? Ahora la liebre se transformó en León. Me hice más fuerte, por toda la m*** que me hiciste pasar.

Me siento abandonada, desvalorizada, no tengo familia. Soy huérfana. El sentirme abandonada, duele y es que no es solo que lo siento, sino que es real.

Ella me abandonó, duele estar sola y no tener dónde ir, con quién contar, duele saber que nunca me creyó y eligió a ese hombre asqueroso antes que a mí.

Me duele la injusticia de saber con certeza que lo que pasó, pasó. Y que es verdad y así y todo no poder hacer nada, porque ella nunca me va a creer, no importa cuántas pruebas existen, ella no puede ver la verdad, lo eligió a él. Lo defendió y lo va a seguir eligiendo.

Siempre en mi cabeza me preguntaba: ¿cómo sería mi vida si no me hubiesen abusado? ¿Qué sentían las chicas que no habían pasado por eso? ¿Cómo eran sus vidas? ¿Cómo sería la mía si mi vieja no se hubiese casado con él?

Fui elegida por él, no sé por qué, pero tengo la certeza que un pedófilo -como un padrastro- elige a sus víctimas, como si compraran su objeto de placer para casi toda la vida.

Después salís al mundo como podes, toda destruida, intentando hacer como si todo estuviera bien, intentando pertenecer, actuar con normalidad, como lo haría cualquier otra persona.

Pero no podes, porque ya contás con toda esa información, vivencia, que no te permiten ser.

Él me domesticó, me invalidó, me redujo, me hizo tan pequeña, tan nada, logrando así sentir que no valía mi vida, que no tenía sentido, que era su pertenencia, para él depositar sus fantasías sexuales, su perversión. Con todo lo que supone que él viviera en mi casa, que hubiera acceso a mí cuando quisiera, o bien cuando pudiera.

Recién ahora estoy comenzando a vivir, a despertar y tomar conciencia que nada de lo que viví fue normal.

Tenía que callarme, cerrar la boca, tenía que dejar de comer y así desarrollé anorexia nerviosa a mis 14 años. No querer comer, no querer vivir, querer desaparecer, que desde que tengo uso de razón no deseo vivir. Acostarme de niña a dormir y rogarle a Dios que me lleve.

Él me quitó las ganas de vivir.

¿Por qué, siendo tan pequeña, tenía que pensar en pornografía y sentirme sucia?

¿Por qué no podía pensar en mariposas, arco iris y sentirme feliz?

¿Por qué tuve que ser el objeto sexual de un viejo asqueroso?

Eso me genera bronca y también lástima hacia mi persona y mucho rencor hacia esa madre que no estuvo, que miraba hacia otro lado, haciéndose la tonta, para no ver lo que me estaba haciendo esa mugre humana.

El dolor que lleva mi corazón, nadie nunca lo va a poder saber, ni mucho menos sentir.

Sentimientos de abandono total de mi madre y padre. Rencor que quise transformar en perdón, para intentar sanar y no pudrirme por dentro. Tanta falta de afecto, de presencia, amor, contención, protección, valoración, respeto, halagos.

Todo lo contrario de lo que me pasó. Y acá sigo, tratando de estar viva por mi hija, porque solo por ella sigo en esta vida. No podría hacer lo mismo que me hizo mi mamá. Más fuerte que mi deseo de morir es mi deseo de protegerla.

Mientras creaba un ser dentro de mí también a su vez estaba el deseo de Justicia.

Fui excluida de mi propio hogar, en el que vivía junto a mis hermanos, no una, sino varias veces, por decir la verdad. La verdad me llevó a quedarme sola y que todos en la familia me dieron la espalda, lo que hicieron fue decir que era mentira o que fabulaba, y como última instancia: que yo lo provoqué.

Se dio el escenario perfecto para que el señor abusador siguiera teniendo el control y poder sobre mi persona, pudiendo así manipularme como a él le encantaba hacer.

Él sabía que contaba con el apoyo más fuerte, el de mi mamá, que me entregó como un paquete en sus manos para que yo le sirviera y le pagara todos los beneficios que tenía, me dejó una y otra vez sola, indefensa, sin saber qué hacer, hacia dónde ir.

¿Cómo n mis hermanos a creerme si mi propia madre aún hoy sigue creyendo en él y no en mí?

Querer ir a mi casa y no poder porque él iba, porque estaba él presente o porque directamente no era bienvenida y si la que no podía entrar era yo. El señor rey quedaba adentro, la hija abusada afuera, que estorba.

Así estoy hijo de remil p** volví y no para vengarme, sino para que haya justicia.

Quizás, como le dije al abogado, tendría que estar muerta, para probarles que el daño fue suficiente y sí, seguramente y lo más probable es lo que deseen muchos. Y es más, tendría que ser admirada y valorada mi fuerza por poder haber lidiado sola, con toda la m** que pasé.

Y aún sigo acá viva. Buscando justicia, haciendo frente a mis miedos, a mi pasado asqueroso, a estar sola, no tener dónde ir y sin familia. Estoy acá al servicio, para que muchas mujeres y niños no tengan que pasar por lo que yo pasé.

Estoy aportando mi granito de arena para que cambie la sociedad, para que haya justicia, para que no se calle lo que tiene que ser hablado, para que sepan que hay hombres o mujeres que pueden llegar a hacer lo que a mí me hicieron. Que se tome conciencia, visibilizar y nombrar lo que la sociedad calla y oculta.

La muerte se avecina, silenciosa, está aquí y ahora, en mis pensamientos. Me busca, quiero escapar.

Mi muerte, mi ansiada muerte, ahora te busco, quiero irme a tu lado. Estoy sola, esto me tocó sola, me quiero morir. Porque me quiero morir. El amargo sabor de la vida que me aplasta, no soporto el dolor de mi pasado, que sigue presente aquí y ahora. Duele no tener una familia.

Y como dijo el señor Pérez Moreno, “el sol no se puede tapar con una mano” y señor Pérez Moreno, sabe qué le voy a decir algo: La verdad no prescribe”.