Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Entre viñas y familia, una historia de pasión por el vino en Villa de Las Rosas

En la pintoresca localidad de Villa de las Rosas, entre los paisajes serranos de Traslasierra, florece un proyecto vitivinícola familiar que combina raíces, esfuerzo y una filosofía artesanal: la Bodega Sierra y Monte.

Su creador, Diego Bringas (foto), ingeniero industrial de profesión y docente de escuelas técnicas, decidió años atrás dejar la industria metalúrgica para abrazar, junto a su familia, el arte de hacer vino natural. “Nunca imaginé que con los años me dedicaría a hacer vinos”, confesó Bringas en diálogo con Esteban “El Colorado” López para el medio Bichos de Campo (6/4/2025).

El sueño comenzó cuando, luego de visitar a sus padres en su casa de Villa de Las Rosas, Diego se sintió cautivado por el entorno. Con el tiempo construyó allí su hogar y se trasladó con su esposa en 2011.

La afición por el vino nació de su padre, Héctor, que ya elaboraba artesanalmente con uvas criollas. Decidieron entonces adquirir un terreno en la zona de El Buen Retiro para plantar sus propias vides. “En 2013 comenzamos con malbec, tannat y pinot noir, que me trajeron de Uruguay y me gustó”, recuerda Diego al medio especializado.

A lo largo de los años, el emprendimiento creció con esfuerzo y superó dificultades climáticas como granizadas y heladas. “Cuando no tenés 200 mil dólares para hacer todo de una vez, tenés que ir invirtiendo con mucho sacrificio”, reconoció.

De acuerdo a Bichos de Campo, hoy elaboran unas 3.500 botellas anuales de vinos frutados y frescos, con prácticas agroecológicas y mínima intervención. “Nuestros vinos son decantados naturalmente y pueden presentar turbidez, eso lo explicamos a los visitantes, y lo valoran”, afirma Bringas, quien destaca el carácter artesanal de cada botella.

La familia entera participa del proyecto. Héctor, con 78 años, sigue activo en el viñedo; Clider, su madre, elabora dulces con frutas del predio; su esposa Paula atiende a los turistas y cocina para las degustaciones; y sus hijos, Gino y Santi, colaboran con el etiquetado. Además del vino, producen un vermouth llamado El Guastiado, elaborado con malbec y hierbas serranas.

En palabras de Esteban López para Bichos de Campo, este emprendimiento encarna una zamba hecha vino, donde la tradición, el paisaje y el trabajo familiar fermentan en cada copa. Como expresa Diego con orgullo: “En definitiva, todo esto algún día quedará para ellos, nuestros hijos”.