Comienza la cuenta regresiva para la llegada de las altas temperaturas a la ciudad de Villa Dolores: en algunas semanas, los vecinos estarán padeciendo nuevamente el excesivo calor, que año tras año se intensifica peligrosamente para la salud de todos, especialmente para la población de riesgo.
Ahora bien, cada vecino debiera preguntarse qué ha hecho para anticiparse al fenómeno. Seguramente, una amplia mayoría sólo tome conciencia de la situación cuando le toque atravesarla en esos días que son muy parecidos al mismísimo “infierno”. Otros, en cambio, habrán sido más inteligentes y procuraron pintar con el verde de las plantas sus viviendas.
Ante la amenaza cercana, es justamente en este período del año cuando resulta vital aplicar una fórmula bien sabida y sumamente sencilla: crear sombras naturales mediante la forestación urbana; es decir, más árboles en las veredas y viviendas que por sus dimensiones puedan albergarlos.
En nuestra zona la desforestación ha avanzado al ritmo de topadoras, nuevos loteos, incendios y mayor explotación agropecuaria; paralelamente, la falta de arbolado también se da en la trama urbana: hay calles de la ciudad que no cuentan con plantas y ni siquiera con cazuelas en casos extremos.
A ello se le suma que lastimosamente la flora nativa se encuentra en retroceso, a pesar de que posee adaptaciones específicas para el ambiente en el que vivimos, pudiendo soportar inclemencias climáticas como fuertes vientos y sequía.
En este contexto, avanzar en prácticas de forestación urbana es una tarea urgente y, en este sentido, una esperanzadora acción es el Programa “Villa Dolores Ciudad Verde”, que lanzó días atrás la intendenta dolorense Gloria Pereyra (foto).
La iniciativa busca garantizar un entorno saludable, aumentando y promoviendo los espacios verdes, entendiendo que los bosques urbanos constituyen un elemento clave del desarrollo urbano sostenible, pero, sobre todo, ayudan a que las ciudades sean lugares más verdes, más saludables y más felices para vivir.
La política municipal apunta a: promover en el arbolado las especies autóctonas; la creación de pulmones verdes en espacios públicos; la conservación y uso de plantas nativas en espacios verdes de la ciudad; y la creación, promoción y conservación de espacios geográficos delimitados que proporcionan conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat.
Es de esperar que el Programa “Villa Dolores Ciudad Verde” sea el germen embrionario de una urbe que se distinga por su arbolado; una medida estratégica no sólo para mitigar las altas temperaturas, sino también para que cada vecino sea beneficiario de los servicios ecosistémicos y sociales que las plantas proveen.
La creación de un arbolado urbano robusto, su promoción y conservación permitirán la formación de corredores biológicos, indispensables para mantener la salud del ambiente en el que vivimos y propender al bienestar general de esta comunidad.
En Villa Dolores, la cultura del árbol debe ser una política de Estado que tenga continuidad en el tiempo más allá de los colores políticos de turno, para que en algunos años los dolorenses puedan estar orgullosos de las sombras frescas que identifican a su ciudad; de lo contrario, el “infierno” terrenal será cada vez más real…
• El Ciudadano