El 16 de octubre, la Parroquia “San Juan Pablo II” de Villa Dolores incorporó el nombre del Santo Cura Brochero, reconociendo la historia de devoción local y fortaleciendo la identidad espiritual de la comunidad. La iniciativa busca unir tradición, evangelización y participación activa de los fieles.
En un acto que ratifica la profunda conexión de Villa Dolores con uno de los referentes espirituales más emblemáticos de Córdoba, la parroquia ubicada en el barrio Brochero pasó a llamarse oficialmente “Santo Cura Brochero y San Juan Pablo II”. La decisión fue dispuesta por monseñor Ricardo Araya, obispo de la Diócesis, siguiendo el pedido del párroco presbítero Guillermo Gómez, quien expresó que la medida refleja la voluntad de los feligreses.
La parroquia se extiende por la zona sur de la ciudad y tiene su sede en el templo originalmente levantado para venerar al Padre José Gabriel Brochero, cuando aún era Siervo de Dios. Esta elección recupera y pone en valor la historia de la capilla inicial, un sitio cargado de memoria y devoción (fuente: Diócesis de Cruz del Eje, 2025).
La tradición de venerar al Cura Brochero en este barrio se remonta a 1960, con la colocación de un monolito de piedra en la plaza del barrio. En 1974, vecinos del lugar se reunieron con la intención de rendir homenaje al futuro santo, planteando que el sitio fuera destinado a su veneración “cuando sea santo”. Dos años más tarde, se plantó una cruz en el terreno donde luego se edificaría el templo, frente a la plaza. La piedra fundamental se colocó en 1978, y cuatro años después la capilla fue bendecida bajo el nombre de “Nuestra Señora del Tránsito”, dado que Brochero aún no era Venerable. En 2011, con Brochero ya en proceso de beatificación, se creó la parroquia “Beato Juan Pablo II”, manteniendo la sede en esta capilla.
Durante la homilía de la ceremonia de cambio de nombre, monseñor Araya destacó la relación entre ambos patronos: “Cuando Juan Pablo II escuchó hablar de José Gabriel Brochero, expresó que era el ‘Cura de Ars de Argentina’. Esto reconocía que en nuestras latitudes había un hombre tan santo como el famoso patrón de los párrocos”.
El obispo subrayó la centralidad de la fe en la vida del santo transerrano: “En el cerrazón de Brochero encontramos que vive Jesús. Todo lo tiene confiado al Corazón de Jesús. Promover el desarrollo humano integral era su modo de evangelizar”.
Araya recordó también que los santos nunca fueron solitarios y que Brochero alcanzó la santidad compartida junto a sus paisanos, promoviendo la participación de todos en la vida comunitaria. “Diversos modos de participación hacen que la parroquia sea la comunidad que le devuelve la alegría a la gente, donde siempre hay lugar para quienes están solos, débiles o frágiles… Así debe ser una parroquia digna de llevar el nombre de Brochero”, concluyó.
El cambio de nombre no solamente honra la historia y la devoción local, sino que también invita a la comunidad a trabajar juntos, celebrar la fe y fortalecer los lazos entre capillas y feligreses, confirmando a Villa Dolores como un punto de referencia espiritual en el corazón de Traslasierra.

