En Villa Dolores, Silvina Carnicero (55) está cumpliendo un sueño demorado 34 años: el Establecimiento Rural “Don Mario”. Hacia estas tierras partió en 1988 desde su Córdoba natal con su marido, Ivar Romero, al que conoció cuando estudiaban Agronomía en la capital provincial.
Él finalizó la carrera pero ella no la completó, le quedaron unas pocas materias pendientes antes de mudarse y en cambio, se graduó como licenciada en Ciencias Biológicas. En Traslasierra formaron una familia y tuvieron dos hijos varones, Cristian y Martín, que hoy siguen la misma vocación de sus padres, la Ingeniería Agronómica.
La historia de estos vecinos locales fue tomada por Clarín Rural, en una nota suscripta por Kitty Vaquero, quien describe con lujo de detalles la tarea que llevan a cabo.
El sueño
Según consigna el tabloide porteño, a lo largo de todos estos años Silvina se desempeñó como docente en el área de las Ciencias Naturales y nunca dejó de pensar en el deseo inicial de emprender la producción agropecuaria a pequeña escala en una propiedad de 5,5 hectáreas que hace 20 años pudieron comprar gracias a un préstamo de su padre, Mario, en cuyo honor bautizaron al establecimiento.
Apenas a 20 cuadras de la plaza principal de Villa Dolores, ese pequeño campo cuenta con riego y fue uno de los pocos que quedaron en pie tras la expansión de la ciudad.
Tras superar distintos obstáculos y limitantes, Silvina se animó a poner manos y cabeza a la obra para convertirse en emprendedora y, finalmente, hacer realidad el proyecto que tenía en mente y que sigue en plena evolución, produciendo frutos secos y miel.
“No pudimos hacerlo antes por razones económicas, fundamentalmente. Intentamos hacer papa pero nos fundíamos, era complicado, así que recién hace tres años nos propusimos comenzar con una ilusión de toda la vida de hacer frutos secos”, repasa.
Y añade: “Yo veía que acá todo lo que se hacía era papa o alguna quinta de verduras, y teniendo riego en Traslasierra, algo que no es frecuente en la zona, me preguntaba ¿por qué no hacer otros cultivos? Así que lo charlamos mucho con mi marido y finalmente fuimos dándole forma”.
Bien variado
De acuerdo a la información, en el campo cuentan con almendros, nogales y avellanos. Además, existe un monte frutal en etapa de desarrollo. Hay algunas frambuesas, cerezos, arándanos, árboles de pomelo rosado, naranja, manzana verde, quinoto, higo y damasco. También hay lotes con alfalfa y pasturas donde viven 12 yeguas.
En 2021 se sumaron colmenas en media hectárea del campo para ayudar en la polinización. Desde el año pasado ya están vendiendo miel y ahora están ampliando el apiario, trabajando en el diseño de marca, logos y etiquetas.

La productora apunta a abastecer a toda la gastronomía local en el marco del contexto turístico y sueña con que el proyecto sea educativo también, “que puedan venir los chicos de las escuelas a la finca y que vean que se puede hacer un emprendimiento para el desarrollo local”, relata en declaraciones al rotativo.
Además, tiene en mente armar un camino productivo para que los visitantes puedan conocer y piensa armar una casa de té. También “tenemos la idea de hacer dos o tres cabañitas para turismo y hacer un laboratorio para hacer leche, harina de almendras y dulces”, cuenta.
Una mujer que va al frente
Para que el proyecto crezca, requiere inversión: “Necesitamos financiamiento pero no es fácil conseguir créditos para la mujer en esta zona, es muy machista y el mundo es patriarcal. En Villa Dolores, para una mujer es complicado entrar al circuito productivo”, dice Silvina.
Y cuestiona: “En la producción rural hay mucho machismo, a las reuniones van los hombres, a las capacitaciones también. Y las mujeres son sumisas, aceptan esa situación, no defienden o no hacen visible su trabajo. A mí me molesta mucho que no reconozcan mi trabajo, ¿por qué tiene que estar escondido? ¿Por qué lo tiene que representar un varón para que tenga validez? Y lo sostengo desde un lugar de derecho humano”.
La salud de Ivar
El marido de Silvia es un reconocido veterano de guerra de Malvinas. Ivar Romero estuvo en las trincheras. En 2019, antes de cumplir 57 años, él tuvo un infarto, no recibió la atención debida y por esa negligencia hoy su vida pende nuevamente de un hilo, encontrándose desde hace dos años en lista de espera para un trasplante de corazón.