El crimen de Santiago Aguilera es posiblemente el hecho más estremecedor que se haya registrado en la historia del Valle de Traslasierra. El joven de 18 años, que tendría que haber finalizado el secundario el año pasado, fue asesinado vilmente hace siete meses atrás y aún no hay indicios ciertos sobre lo sucedido.
Walter Gil, de 23 años, es la única persona acusada. Los investigadores suponen que actuó con al menos una o dos personas más, que son buscadas en base a distintas pruebas recolectadas. Lo cierto es que los asesinos aún están libres y posiblemente sigan con su vida de forma tranquila y sin remordimientos entre los habitantes de esta zona.
El único detenido se encuentra procesado con prisión preventiva. Hasta el momento de su arresto trabajaba como empleado en el corralón del padre de Santiago, Carlos Aguilera. La causa está caratulada como secuestro extorsivo seguido de homicidio y la pena para los responsables será de prisión perpetua, en caso de que estos sean identificados.
Un dolor sin fin
Este martes, en Plaza Mitre, los familiares de Santiago, acompañados de vecinos, realizaron una nueva marcha exigiendo justicia. Un pedido más en el marco de un dolor inconmensurable por el cual atraviesan sus seres queridos desde hace más de siete meses.
No se recuerda en la historia reciente de Córdoba un secuestro con resultado de extrema gravedad como el de Traslasierra, al menos en los últimos 40 años. Mientras tanto, los investigadores aún no lograron desentrañar qué pasó en los últimos momentos de vida del chico asesinado.
En el centro de la ciudad de Villa Dolores, la familia de Santiago Aguilera exigió por enésima vez que sean identificadas y detenidas las personas que participaron en el crimen, cuestionaron a la policía y a la investigación, al tiempo que reclamaron respuestas urgentes ante tanto sufrimiento.
Tras marchar por las calles céntricas, los manifestantes se congregaron en el centro de Plaza Mitre, donde el papá de Santiago dio detalles sobre el caso y habló en relación a la agonía que es esperar que la Justicia que investiga los llame.
Consideran que «buscan cansarlos» para que «abandonen la lucha», lo que deja al descubierto que la parsimonia de la Justicia es diametralmente opuesta al inmenso dolor por el cual atraviesa la familia.