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Río de los Sauces: La importancia de conocer para proteger

Por Gerardo Coria, biólogo.   

Seguimos sosteniendo que en Villa Dolores no se está implementando correctamente la Reserva que debería proteger al Río de los Sauces (Ordenanza municipal 2.543) y que, por el contrario, las acciones que la Municipalidad realiza en ese ecosistema sólo contribuyen a su degradación (por ejemplo, cortar y/o extraer plantas -eso que llaman «limpiar»- indiscriminadamente o con criterios incompatibles con los objetivos de conservación de la Ordenanza).

Es necesario cambiar esa situación de manera urgente, porque la mala gestión de un bien natural tan importante para la ciudad como es el río y sus riberas no sólo resulta en un daño para el mismo, sino que también afecta negativamente las posibilidades educativas, científicas y turísticas, entre otras, que Villa Dolores (y también Sauce Arriba, Villa Sarmiento, Las Tapias y San Pedro, que comparten el río) podría aprovechar para su (buen) desarrollo.

Disponiendo de una herramienta legal específica y que supuestamente demostraría la voluntad política de proteger el río, no se entiende la obcecada negativa a aplicarla que esta gestión municipal manifiesta desde hace años.

La importancia de implementar correctamente el Área Protegida «Río de los Sauces» y de conservar su biodiversidad y su ecología, puede comprenderse mejor con un ejemplo de la flora y fauna local y de sus relaciones.

La bella enredadera conocida como «charrúa» (Aristolochia argentina), una planta integrante del bosque de ribera del río, es el alimento de las larvas de la mariposa «borde de oro» (Battus polydamas), que además es agente polinizador de varias otras plantas nativas.

Es decir que sin la «charrúa» (foto) no hay «borde de oro», y sin esta mariposa se reducen las probabilidades reproductivas de muchas especies vegetales y la biodiversidad de nuestra región. Y, más allá de su valor ecológico y estético, también se ha descubierto recientemente la resistencia de ese insecto a un compuesto altamente cancerígeno que posee la enredadera, lo que podría aportar conocimientos útiles en la medicina contra el cáncer…

Éste y muchísimos otros ejemplos de la maravillosa naturaleza transerrana se dan ahora en el ecosistema del río. Por eso es urgente que los funcionarios municipales responsables dispongan las acciones para cumplir los objetivos de conservación de la Ordenanza 2.543. Pero fundamentalmente es necesario que entiendan que la ecología es la base de la gestión pública ambiental.

Además de plantar árboles, separar residuos o mantener plazas y parques, el Estado debe saber cómo y por qué cuidar y aprovechar los bienes (agua, suelo, aire, plantas, animales, etc.) y los procesos básicos naturales (relaciones alimentarias, ciclo hídrico, etc.), de cuyo buen funcionamiento dependen todas nuestras actividades.

El ejemplo deja bien claro entonces que, por lo menos en lo que a ambiente se refiere, no se trata de «hacer de cualquier forma lo que a muchos les gusta» sino de «hacer bien lo que a todos beneficia». Volviendo a lo que dijimos al comienzo, definitivamente eso no incluye «limpiar» de vegetación las riberas del río sin planificación ni criterio válido alguno…