El movimiento “Justicia por Joaquín Paredes”, constituido por familiares, vecinos, organizaciones sociales y amigos del joven fallecido producto de una bala policial, se presentó ayer en Tribunales de Villa Dolores con la finalidad de mantener firme el pedido de Justicia.
El joven de 15 años fue asesinado el 25 de octubre de 2020, durante la cuarentena: mientras estaba en una plaza con amigos, un grupo de policías disparó numerosas veces y lo hirió de muerte por la espalda.
Los efectivos Maykel Mercedes López, Ronald Fernández Aliendro, Enzo Ricardo Alvarado, Iván Alexis Luján y Jorge Luis Gómez son investigados como coautores.
En Tribunales de Villa Dolores, la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Traslasierra acompañó el reclamo, que tuvo como fin pedirle al Juzgado de Control que se expida con respecto a la apelación al cambio de carátula de la causa, pedido hace tres meses.
En esta oportunidad, como hace unos meses, los familiares y amigos recorrieron los casi 200 kilómetros que separan a la localidad de Paso Viejo, donde ocurrió el crimen de Joaquín, de la ciudad de Villa Dolores, para así poder hacer escuchar sus voces de protesta.
“La anterior vez fue para cuestionar la determinación que tomaron estos jueces de considerar que no había riesgo en algunos de los cinco policías que tiraron 112 balas contra el grupo de Joaquín, que mataron a Joaquín e hirieron a otro menor y por eso determinaron liberarlos”, recordó la organización de DDHH, al tiempo que agregó: “Esta vez escucharon lo que es vivir en un pueblo de menos de 1.000 habitantes, donde familiares de uno y otro grupo se cruzan. Amigxs y familiares de Joaquín son amedrentadxs, amenazadxs, allanadxs”.
En concreto, los jueces Camogli, Castro y Escudero escucharon a la docente Ivana, al abuelo Esteban y a una referente de DDHH y prometieron expedirse a la brevedad sobre la carátula. Expedición que podría servir para que la Fiscalía de Instrucción que investiga pueda poner fecha de juicio en la primera mitad de 2022.
El ataque
Joaquín y su grupo de amigos adolescentes se habían juntado a celebrar un cumpleaños, cuando se produjo el ataque por parte de los cinco efectivos: vaciaron más de 100 municiones contra este grupo con el supuesto fin de dispersarlos en plena cuarentena de coronavirus.
Aparte de Joaquín, un amigo suyo, también menor de edad y con quien había llegado a la reunión cinco minutos antes de que la Policía arribara para “dispersarlos”, recibió un tiro cerca del corazón que casi lo mata.
Ese 25 de octubre de 2020, los cinco policías, tras los disparos y pese al pedido de auxilio, abandonaron el lugar.
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