El tránsito por Ruta 14, entre las localidades del Valle de Traslasierra, se torna más dificultoso año tras año. El incremento de la circulación doméstica producto del aumento poblacional que se registra en la zona y la suma del movimiento turístico en temporada estival repercuten directamente en la conectividad entre Villa Dolores y Mina Clavero.
Años atrás, legisladores oficialistas de Hacemos por Córdoba aprobaron la expropiación de terrenos en el Valle de Traslasierra para construir la nueva traza de la Ruta Provincial 34: un camino alternativo a la tradicional Ruta 14 destinado a unir los departamentos San Javier y San Alberto.
A pesar de que la construcción de una nueva carretera en la región es una demanda de casi todos los habitantes de la zona, la polémica surgió por el trazado; es que con la finalidad de proceder al delineamiento de una nueva ruta de montaña desde cero, se expropiaron unas 400 hectáreas de bosque nativo con alto valor de conservación.
Desde la Provincia proponían atravesar la nueva vía por áreas de bosque nativos protegidas por la ley provincial. Ante esto, las agrupaciones ambientales se opusieron y plantearon recuperar el viejo y ya existente Camino de Altautina o Ruta S 307, un trazado de ripio muy poco utilizado.
El sector ambientalista consideró que el proyecto del Gobierno de Córdoba era un atropello brutal al ambiente. Por caso, la Coordinadora Ambiental Traslasierra y la Asamblea en Defensa del Ambiente denunciaron que el trazado pasaría por áreas protegidas de la Municipalidad de Nono; además, manifestaron que no se contaba con estudios del patrimonio arqueológico de la región que se vería afectado y que el proyecto no pasó por la Secretaría de Ambiente.
El proyecto sólo generó polémica y no hubo más novedades sobre su posible consumación. Mientras tanto la Ruta 14 sigue evidenciando un colapso del que nadie puede dudar. Al uso doméstico, se le suma un incremento significativo del flujo de vehículos por turismo y del tránsito pesado por la integración del corredor bioceánico entre Córdoba y Cuyo, lo cual hace que el tradicional tramo no sea suficientemente seguro ni adecuado.
El tiempo pasa y la alternativa de comunicación sigue siendo única en una región que amerita vías ágiles y seguras. Es de esperar que en el futuro próximo el Valle de Traslasierra pueda contar con una nueva ruta alternativa que facilite la circulación y que ésta se cimiente en bases sólidas y sustentables, buscando generar el menor impacto ambiental posible en una zona cuyo monte nativo está amenazado por el negocio inmobiliario y los incendios. Los transerranos necesitan soluciones.
• El Ciudadano