La Mesa Provincial de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba celebró esta semana el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Institucional, al conmemorarse la Masacre de Ingeniero Budge de 1987, cuando la policía asesinó a Oscar Aredes, Agustín Olivera y Roberto Argañaraz.
En nuestra provincia de Córdoba, se hizo alusión al tema con la proyección de un trabajo audiovisual en el Museo de Antropologías, que muestra el asesinato de Joaquín Paredes a días del comienzo del juicio que pondrá en el banquillo a cinco policías de Córdoba.
En este marco, se presentó la semana pasada el proyecto de “Ley Blas”, que intentará ampliar las penas a policías que planten armas y modifiquen la escena del crimen.
Y en esa variedad de propuestas para erradicar este tipo de violencias de las fuerzas de seguridad, Derechos Humanos pide que se continúe con la búsqueda de Facundo Rivera Alegre, que desapareció hace ya 11 años, en manos de la Policía.
“La persistencia de prácticas de la dictadura y las limitaciones en la democracia que vamos construyendo, nos llevan a reflexionar para pensar una seguridad democrática que nos permita decir: ¡Violencia Institucional Nunca Más!”, comunicó Derechos Humanos.
El caso de Joaquín
El juicio por el crimen de Joaquín Paredes comenzará el 30 de mayo. El joven tenía 15 años y murió de un disparo en un descampado de Paso Viejo, un pueblo del noroeste provincial. El asesinato a manos de la Policía de Córdoba tuvo lugar el 25 de octubre de 2020.
De los cinco policías que deberán responder en el juicio, solo uno, Maikel Mercedes López, está acusado de haber efectuado el disparo como “autor de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”. Los otros cuatro policías quedaron desvinculados del asesinato y deberán responder por abusos de armas y otros delitos menores.
En la trágica madrugada del 25 de octubre de 2020, Joaquín recibió un balazo policial por la espalda y murió en el acto, mientras que un amigo de 14 años y su hermano Jorge Navarro de 18 años también fueron alcanzados por las balas policiales pero lograron sobrevivir.
Joaquín y sus amigos adolescentes se habían juntado a celebrar un cumpleaños, cuando se produjo el ataque por parte de los cinco efectivos: vaciaron más de 100 municiones contra este grupo con el supuesto fin de dispersarlos en plena cuarentena de coronavirus.
Ese 25 de octubre de 2020, los cinco policías, tras los disparos y pese al pedido de auxilio, abandonaron el lugar.

