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¡Bien chuncano! “El Tableta”, nuestro vendedor ambulante

Auténtico representante de la economía popular, “el César” camina Villa Dolores y toda la región, incluso desafiando los rigores extremos del clima y poniendo su mejor empeño.

• Por Jorge “Trueno” Soria - truenosoria92@gmail.com

Trabajador

Conocí a Sergio Vicente Gómez (foto), alias “el César” cuando, al grito pelado de “¡Tabletaaa, paastelitooo, aalfarjoreee!” allá por los años ’90 y, puntualmente todas las tardes, nos lo recordaba en la zona de “la olla”, dentro del predio del camping en La Pintada.

Actualmente el “Tableta” reside en Barrio Aeronáutico y sigue recorriendo las calles de nuestra ciudad y los centros turísticos veraniegos o de puntual convocatoria de toda la región. La lluvia, el calor, el frío, no son impedimento para que “el Tableta” camine y camine ofreciendo también copos de dulce algodón y turrones, y pastafrolas.

Aunque se inició en el duro oficio de los hornos donde se corta y quema ladrillos, alguna casualidad −y no tanto− hizo que se dedicara a la venta callejera, demostrando con esto que es un eficiente y perseverante exponente de este rubro.

Auténtico representante de la economía popular, “el César” camina Villa Dolores y toda la región, incluso desafiando los rigores extremos del clima y poniendo su mejor empeño. Cuando él comenzó a caminar y conocer gente y lugares, descubrió que eso era lo que le gustaba realmente, y no dejó de hacerlo nunca.

Caminante

─ ¡Del Barrio Aeroparque vengo bajando tra’endo pastelito, tableta, bola ‘e fraile, suspiro ‘e monja, alfarjore! ¡Compren ahora porque ahicito nomá me vua quedá corto! ¡Aaprovechen que están caalentito! Buen día señora: Y no le miento mire, así como me ve, hace treinta y cinco años ando vendiendo en todo Traaslasierra y en Merlo también. Y no soy ningún canducho ni quedao, fui hasta séptimo grado en la escuela de Altautina pero soy bien de acá, criao en Via Dolores. Pronto vuá andá por Renca, La quebrada y Santa Rita. Y prósimamente también en Mina Clavero, Nono, Las Rosas y La Pintada. ¿Qué tal? Sí señora, camino horas y horas por día, hasta cuarenta kilómetros se caminar. Y me han dich que por eso es que estoy sanito y coleando ¡jaaaa! ¡Tabletaaa, paastelitooo, aalfarjoreee! Y, ¿vio?, cuando vuelvo a casa tengo que ievarle a mi señora lo que más pueda de platita, pa seguir durando y dándonos gustos… ¿vio?, qué le va’cer. Tengo sesenta y un año y esto es un día a día, pero no me quejo. Por eso, si la gente me compra rapidito puedo volvé a casa pa’ buscar otra carga… y así.

Sincero

─ Cómo le va vecino, no quiere alguna cosita, ta todo recién fresquito, nada oreáo y de varios días, como hacen las panadería. Si usté me compra cabaiero, le aseguro que cuando pase por acá le voy a traé la mercadería recién salida de la oia, con el aceite todavía hirviendo vea. El día que no me va ve poor acá es el domingo. Io, todos los domingo me voy pa Merlo; se pone lindo aiá y vendo mucho… como tiene que sé. Pero así como voy pa todos lado, nunca me van a ve por los Cerrio. Aiá hay un viejo basura que me ha’menazao con matame con arma blanca si me ve; ¡anda ievando un cuchío en la cintura el ladino! Una mujer de aiá le ha ienao la cabeza… no sé… de que io qué se io y qué se cuánto. Y la verdá es que io… no tengo nada que ve con eia, nunca más. Es así la cosa, pero eia le sigue diciendo suciedade al viejo en contra mío, pa’quel pavo me busque y me mate. ¡Ta clarita la jugada! Y si me pasa algo… tanto el viejo como la mujer van a tapá todo, de fija. Pero io… sigo chocho vendiendo y volviendo a casa con el sustento… ¡Tabletaaa, paastelitooo, aalfarjoreee! ¡Compren, compren, cooompreeennn!