La pobreza en Argentina se mantiene tan alta como en el peor momento del confinamiento por el coronavirus. En el Cono Sur, es el país que sufre el mayor empobrecimiento de la población.
De acuerdo a datos difundidos por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino, en Uruguay la pandemia produjo un aumento de la pobreza del 8% al 12% de la población total; en Chile, antes de la pandemia, la pobreza era también de 8% y subió a 11%; mientras que en Argentina la incidencia de la pobreza era de 35% antes de la pandemia y actualmente llega al 41% de la población.
Cae destacar que las condiciones sociales con las que Argentina entró a la pandemia eran mucho más delicadas que la de sus vecinos. Pero también es cierto que la crisis sanitaria aumentó las diferencias.
De acuerdo a las estadísticas, con la pandemia, la pobreza subió entre 3 y 4 puntos porcentuales en Chile y Uruguay y 6 puntos en Argentina. El país tuvo los peores resultados en términos de empobrecimiento y también de muertes: 2.500 muertos por millón de habitantes, mientras que Chile 2.000 y Uruguay 1.800.
Desde el punto de vista sanitario, el encierro estricto no evitó tener más muertes y, encima, incrementó considerablemente la pobreza.
El daño económico y social es tremendo, producto de la paralización de la actividad productiva y de la emisión exacerbada para sostener un Estado deficitario que subsidia el desempleo con miles de planes.
A pesar de multiplicarse la ayuda asistencial, no se pudo evitar que 11,7 millones de personas se empobrecieran en el 2020 y, lo peor, que los indigentes aumentaran en más de 100.000 personas en el 2021 respecto al 2020.
Un expresidente dijo alguna vez que “Argentina está condenada al éxito”. Podríamos desempolvar esa vieja frase de Eduardo Duhalde para advertir que de continuar con la misma fórmula, el país estará condenado eternamente al fracaso.
El Ciudadano
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