Un caso reciente en San Pedro volvió a encender las alarmas: la modalidad, antes propia de las grandes ciudades, empieza a hacerse visible en pueblos y localidades del valle.
La tranquilidad característica del Valle de Traslasierra comenzó a verse alterada por un fenómeno que hasta hace poco parecía lejano: el robo de celulares en la vía pública. El hecho ocurrido recientemente en San Pedro, donde una menor fue víctima del hurto de su teléfono, volvió a poner en agenda una problemática que se repite con inquietante frecuencia.
Según informaron fuentes policiales, personal de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Sn Alberto actuó con rapidez y logró recuperar el iPhone 15 sustraído, además de identificar a los presuntos autores del hecho. Si bien el resultado fue favorable, el episodio no deja de reflejar una tendencia que preocupa a los vecinos: la aparición de delitos oportunistas en zonas donde la confianza y la cercanía solían ser rasgos distintivos.
Comerciantes, padres y autoridades locales coinciden en que los teléfonos de alta gama se convirtieron en blanco frecuente por su fácil reventa o intercambio. A ello se suma el crecimiento poblacional y turístico del valle, que amplía las oportunidades para los delincuentes.
Desde la Policía se insiste en la importancia de denunciar cada hecho y evitar exponer dispositivos en la vía pública. Mientras tanto, la Justicia avanza con las actuaciones sumariales y los habitantes de Traslasierra observan con atención cómo una modalidad urbana gana terreno en su propia geografía, y que generalmente tiene como víctimas a menores de edad.