El Valle volvió a latir al compás de la fe. Una multitud de devotos emprendió la peregrinación desde la Iglesia de Altautina hasta Villa Cura Brochero, recorriendo 25 kilómetros de senderos y caminos serranos en honor a José Gabriel del Rosario Brochero, el Cura Gaucho.
La caminata comenzó al amanecer, con pasos firmes, mochilas livianas y un mismo horizonte: llegar al santuario del santo cordobés. El aire serrano se llenó de cantos, rezos y conversaciones sencillas que hablaban de agradecimientos, promesas y pedidos. Había jóvenes, adultos y familias completas.
El arribo a Villa Cura Brochero fue una postal de emoción. Los rostros cansados se transformaron en sonrisas y abrazos cuando la caravana se detuvo frente a la iglesia. Muchos se persignaron, otros se arrodillaron y algunos lloraron en silencio. La visita a las reliquias del santo fue el momento más íntimo, un cierre cargado de espiritualidad y recogimiento.
La jornada no fue solamente un ejercicio de resistencia física, sino sobre todo un gesto de comunidad y de fe popular. En cada paso resonaba la huella del Cura Brochero, aquel sacerdote que supo andar los caminos de tierra para estar cerca de su gente.
En Traslasierra, una vez más, la devoción se hizo camino.