La prioridad de paso en los cruces, establecida claramente por la Ley Nacional de Tránsito, es una regla fundamental para evitar accidentes graves. Sin embargo, en Villa Dolores esta norma básica es sistemáticamente ignorada, poniendo en riesgo la seguridad vial. Urge un compromiso real de conductores e instituciones para respetar y hacer respetar esta disposición vital para la convivencia en las calles.
En cada esquina de Villa Dolores se libra una especie de lotería vial. Una apuesta silenciosa, peligrosa y cotidiana: ¿quién pasará primero? ¿El que viene desde la derecha, como manda la ley, o el que avanza más rápido, más grande, más apurado? Esta dinámica de incertidumbre, tan habitual como inquietante, pone en relieve un mal profundamente arraigado: la falta de respeto por las normas básicas de tránsito.
El Artículo 41 de la Ley Nacional de Tránsito establece, con claridad meridiana, que en los cruces sin señalización específica tiene prioridad quien viene desde la derecha. No se trata de una norma antojadiza ni de una formalidad legal: es una regla diseñada para ordenar el tránsito y prevenir choques. Es un principio básico, universal, conocido en todo el mundo. Sin embargo, en nuestras calles se vulnera sistemáticamente.
La prioridad de paso no distingue entre avenidas ni calles secundarias, salvo en contadas excepciones como la presencia de señalización, vehículos de emergencia o vías de tierra. No hay grises. Pero en la práctica, cada conductor parece aplicar su propio criterio, motivado por el apuro, la costumbre o simplemente el desconocimiento. A veces, quien respeta la norma es quien más arriesga: porque el otro no frena, no mira, no sabe o no le importa.
Este quebrantamiento de la ley no es únicamente una infracción: es un acto de irresponsabilidad que puede tener consecuencias irreparables. Los accidentes en Villa Dolores —aunque muchas veces no trascienden públicamente— reflejan colisiones en esquinas que podrían haberse evitado con una sola acción: ceder el paso.
No es menor el hecho de que muchos conductores ni siquiera conocen esta prioridad. ¿Cómo se espera que respeten lo que ignoran? Esta realidad expone un déficit estructural en la formación vial. La falta de campañas de concientización, controles efectivos y educación desde edades tempranas deja al volante a personas que no comprenden las reglas del juego que están jugando. Y en el tránsito, ese juego siempre implica la vida propia y la de los demás.
Por otra parte, están aquellos que sí saben, pero eligen ignorar la ley. En ese caso, ya no se trata de ignorancia, sino de desdén. Una actitud egoísta y temeraria, sostenida por la impunidad que genera la falta de sanciones. Porque el problema no es sólo cultural, sino también institucional: hay normas, pero no siempre hay controles. Y cuando los hay, no suelen tener continuidad ni eficacia.
Desde El Ciudadano creemos que la prioridad de paso desde la derecha debe dejar de ser una regla olvidada. Necesitamos una ciudad en la que las leyes se conozcan, se respeten y se hagan respetar. Urge una política seria de educación vial, con énfasis en lo escolar, lo comunitario y lo institucional. Pero también es indispensable un compromiso real de los conductores, que deben entender que ceder el paso no es una muestra de debilidad, sino un acto de responsabilidad y respeto.
Cuidar la vida en las calles no es un asunto menor. Es una obligación de todos. Y empieza, literalmente, por la próxima esquina.
• El Ciudadano.