El presidente Javier Milei anunció días atrás el envío al Congreso de un proyecto de reforma integral del Código Penal, elaborado por una comisión presidida por el penalista Jorge Buompadre e integrada por el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y otros especialistas. El objetivo, según el gobierno, es unificar la legislación vigente desde 1921 y las más de mil leyes especiales sancionadas en el último siglo, ampliando el Código de 316 a 920 artículos.
Entre las medidas más destacadas, la reforma propone la imprescriptibilidad de delitos graves como homicidios, abusos sexuales, trata de personas, narcotráfico y crímenes de lesa humanidad. También incluye un endurecimiento generalizado de penas, con homicidios simples penados hasta 30 años y sanciones más severas para delitos cotidianos como robos, estafas piramidales y “entraderas”.
El proyecto incorpora nuevas figuras delictivas vinculadas al siglo XXI: ciberdelitos con inteligencia artificial, “stealthing”, pornovenganza, secuestro virtual, violencia organizada, crueldad animal sistemática, delitos ambientales y desvío de cuota alimentaria. Además, fortalece la lucha contra la corrupción, eleva penas por narcotráfico, amplía la responsabilidad penal de personas jurídicas y crea un capítulo completo sobre delitos familiares y violencia de género.
Especialistas, sin embargo, advirtieron sobre posibles problemas de implementación. Matías Bailone (UBA) señaló que el aumento generalizado de penas podría complicar la tarea jurisdiccional y criticó la falta de participación plural de juristas y partidos políticos. Por su parte, Manuel Garrido (ex titular de la FIA) coincidió en la necesidad de modernizar y simplificar la legislación penal, pero consideró que el endurecimiento de penas responde más a populismo penal que a un diseño racional y proporcional.
El desafío no es solo técnico: como remarcan expertos y organismos como INECIP, la reforma requerirá consensos políticos amplios para su aprobación, un obstáculo que ha frustrado intentos similares en las últimas décadas.