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Nació el cóndor “Yuspe” en Córdoba: será liberado en un año

El 2 de septiembre marcó un nuevo hito para la conservación de la fauna silvestre en Córdoba: en el centro de rescate Tatú Carreta, ubicado en Huerta Grande, nació “Yuspe”, un pichón de cóndor andino (Vultur gryphus) que en aproximadamente un año será liberado para volver a surcar los cielos de las sierras.

El nacimiento se produjo de manera natural, fruto de una pareja de cóndores adultos que permanecen en cautiverio con lesiones irreversibles: el macho perdió un ala y la hembra tiene una herida que le impide volar. Por eso, aunque sus padres no podrán regresar a la vida silvestre, su hijo sí tendrá esa oportunidad.

Se trata del tercer cóndor nacido en Tatú Carreta, luego de Yastay y Camin, que ya fueron liberados en la cordillera de Río Negro. El nombre “Yuspe” evoca al río que atraviesa las Altas Cumbres, región que es símbolo del ave en Córdoba.

La médica veterinaria María Ahumada, responsable del centro, destacó la relevancia de este logro en declaraciones al rotativo La Voz:

“Los cóndores tienen una reproducción muy lenta: con suerte ponen un huevo por año y la incubación dura cerca de dos meses. En la naturaleza, lo habitual es que tengan una cría cada dos años”, explicó.

El proceso de crianza es totalmente natural: los padres se turnan para incubar y alimentar al pichón mediante la regurgitación de comida. Ese período se extenderá durante unos meses hasta que el ave pueda abandonar el nido.

Camino a la libertad

Al igual que los ejemplares anteriores, Yuspe permanecerá cerca de un año en Tatú Carreta, tiempo en el que aprenderá a volar y desarrollará su plumaje juvenil. Luego será trasladado a un sitio de socialización con otros cóndores jóvenes antes de ser liberado, bajo el seguimiento del Programa de Conservación del Cóndor Andino en Argentina.

Una especie bajo máxima protección

El nacimiento coincide con un hecho clave: el cóndor andino fue declarado Monumento Natural de la provincia de Córdoba, la categoría de mayor resguardo legal para la fauna. Esta medida busca garantizar la conservación de una especie emblemática y amenazada, fundamental en el equilibrio ecológico y cargada de valor cultural.

“El cóndor es símbolo de nuestras sierras y de nuestra identidad. Que la gente lo conozca y lo cuide es esencial para su futuro”, subrayó Ahumada.

La historia de Yuspe no solo significa esperanza de continuidad para su especie, sino también una oportunidad de reparar el daño que la acción humana provocó en sus padres. En poco tiempo, este nuevo cóndor tendrá la posibilidad de levantar vuelo hacia la libertad.