Desde San Pedro en el Valle de Traslasierra, al corazón de África, María Emilia Calvo ha dedicado su vida al servicio, la docencia y el acompañamiento espiritual. Nacida el 27 de agosto de 1980, esta mujer sencilla y comprometida supo escuchar su llamado desde joven, convirtiéndose en un ejemplo de entrega y vocación.
El llamado al servicio
María Emilia recuerda con emoción cómo, a los 14 años, comenzó a dar catequesis en su parroquia. “Nunca me imaginé en la vida religiosa, pero sí en una vida al servicio y la docencia”, confiesa. Su verdadero llamado llegó en el último año del secundario, cuando participaba en el grupo JUMAVI (Juventud Mariana Vicentina). Acompañada por su mentor, el maestro Mamico Barrera, y el consejo del Padre Quique Maldonado, decidió acercarse a la congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, que por entonces residían en el colegio de su pueblo.
En marzo de 1999, a los 18 años, inició su camino como postulante, marcando el inicio de un recorrido espiritual y académico que cambiaría su vida.
Formación y compromiso
Durante nueve años, María Emilia se preparó para su vida religiosa. Seis de esos años los vivió en Córdoba capital, otro en La Rioja y los dos últimos en Salta. En 2008, tras una década de formación y crecimiento personal, realizó sus votos perpetuos, consolidando su compromiso con la congregación.
La docencia se convirtió en una parte esencial de su misión. Con 24 años de experiencia en la enseñanza de Ciencias Religiosas y diversos estudios de posgrado, María Emilia ha llevado su vocación a múltiples comunidades, siempre con un enfoque en el servicio y la inclusión.
Una misión global
Desde febrero de 2024, María Emilia trabaja en el Hogar Santa Magdalena, en Santa Fe, donde acompaña a niñas en situación de riesgo. Pero su compromiso trasciende fronteras. Desde 2020, comenzó a prepararse para una “Misión Mixta” en la Amazonia peruana, un proyecto enfocado en el acompañamiento y el aprendizaje mutuo con las comunidades locales.
Ahora, su camino la lleva al continente africano. En octubre de este año, María Emilia partirá hacia Parakou, en la aldea Benín, donde trabajará hasta marzo de 2026. Allí asumirá una nueva responsabilidad: la gestión y acompañamiento en su congregación, en un contexto de desafíos culturales y espirituales.
María Emilia Calvo encarna el espíritu de servicio y humildad, demostrando que el compromiso con los demás no tiene límites geográficos ni culturales. Una verdadera sampedrina en el mundo.
• Con información de: San Pedro, su historia y su gente.