En 21 provincias argentinas, los salarios docentes son más bajos que hace una década: un retroceso estructural que golpea al corazón del sistema educativo
Un nuevo informe de Argentinos por la Educación avivó un diagnóstico que recorre las salas de profesores hace años: en la mayoría del país, enseñar vale menos que antes. Según el documento, elaborado por Osvaldo Giordano, María Sol Alzú y Martín Nistal, en 21 de las 24 provincias el salario real de un maestro de grado con 10 años de antigüedad es hoy inferior al de 2014. Solo Chaco, Santiago del Estero y Río Negro muestran mejoras, aunque mínimas: entre un 2% y un 4% en términos reales.
El análisis, centrado en la última década, pone el foco en la caída del financiamiento educativo provincial. En 19 jurisdicciones disminuyó la inversión en Educación y Cultura, y en 16 perdió participación dentro del gasto total. El desfinanciamiento se profundizó tras la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente, un componente clave para los salarios. Con una estructura donde el 90% de los recursos se destinan a remuneraciones, el ajuste impactó de lleno en quienes sostienen la escuela todos los días.
Las disparidades son notorias: Chubut encabeza las pérdidas salariales con un 46,4%, mientras que Formosa muestra la caída más leve, del 8,3%. Pese a este panorama, hubo una recuperación parcial en 2025, con mejoras reales en 13 provincias respecto de 2024. Sin embargo, 21 jurisdicciones continúan por debajo de los niveles de 2023, lo que evidencia un deterioro persistente.
El informe también releva la situación universitaria, donde el retroceso es aún más pronunciado. Entre noviembre de 2023 y agosto de 2025, los salarios docentes universitarios cayeron un 29% real, según datos oficiales citados en el Decreto 647/2025. El Gobierno reconoció que las recomposiciones (128,49%) quedaron muy por detrás de la inflación (220,45%) en el mismo período.
“El deterioro del financiamiento educativo es un problema de mediano plazo que erosiona la calidad del sistema”, advirtió Javier Curcio, economista de la UBA. Una síntesis que resume un desafío que trasciende gestiones y exige, cada vez con más urgencia, una política educativa con horizonte de futuro.