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El día que los alumnos de la Escuela Normal cabalgaron hacia la historia

Hace 111 años, un grupo de estudiantes protagonizó el primer viaje de estudio de la región, rumbo a las Altas Cumbres.


En febrero de 1914, un puñado de jóvenes de la Escuela Normal Dalmacio Vélez Sarsfield emprendió una aventura que quedaría grabada en la historia educativa de Traslasierra: el primer viaje de estudio de la institución y de toda la región. La excursión, que duró cinco días, llevó a 16 alumnos de los cursos superiores a caballo hasta las sierras donde nacía el primitivo Camino de las Altas Cumbres.

La iniciativa partió del director de la escuela, el profesor Aman Amarante, en colaboración con el regente Florencio Segura. La propuesta fue aprobada por el cuerpo técnico y convocó a los estudiantes que, de forma voluntaria, quisieran sumarse con sus cabalgaduras y elementos propios para acampar y subsistir en plena montaña.

El objetivo era claro: trasladarse desde la incipiente ciudad de Villa Dolores hasta el campamento donde los ingenieros perforaban la roca para abrir la futura ruta que uniría Traslasierra con la capital cordobesa. Allí, los alumnos recibirían una clase práctica sobre los métodos y herramientas usados en la construcción vial, algo inédito para la época.

Entre los jóvenes que respondieron al llamado estaban Juan Manuel Gómez, Enrique Lacaze, José María López, Pantaleón Bustos, Miguel Ángel Ortiz, Rogelio Peralta, Marcial Vidal, Joaquín Ledezma, Santiago Rodríguez, Pedro Hormaeche, Dardo Argañaraz, Julio Jorgera, Alejandro Moreno, Jesús María Oviedo, Justo Coria y Domingo López Vial. La travesía incluyó paradas en Los Hornillos y Las Merceditas, donde pernoctaron al abrigo del cielo serrano.

Al llegar al campamento, los estudiantes fueron recibidos por los ingenieros, quienes les explicaron las técnicas de perforación: punzones de hierro, cargas explosivas con mechas de pólvora de dos metros y el arduo trabajo de retirar los escombros tras cada detonación.

El relato de esta hazaña quedó registrado por López Vidal, uno de los alumnos participantes, quien años después escribió sus memorias. Nacido en Villa Dolores en 1894, recordó con orgullo cómo aquella excursión no sólo marcó a los excursionistas, sino que también dejó una huella profunda en la escuela y en la enseñanza de la época.

Hoy, a 111 años de aquella cabalgata educativa, el original de este testimonio se conserva en el Museo de la Ciudad, en calle Cárcano, como un símbolo del espíritu pionero de la educación local.