El Papa Francisco aprobó un milagro obtenido por la intercesión del venerable siervo de Dios cardenal Eduardo Francisco Pironio, lo que habilita su próxima beatificación. La noticia de la beatificación se dio el 8 de noviembre, cuando el Papa autorizó al prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, a publicar el decreto con el que la Santa Sede reconoce la intercesión de Pironio en la curación sin explicación científica de un bebé que salió de un cuadro de coma profundo, luego de que sus padres le rezaran al futuro beato para que intercediera por él. La celebración de beatificación será el 16 de diciembre en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, en Buenos Aires.
Ante esto vale la pena recordar cuando el cardenal Jorge Mario Bergoglio estuvo en Villa Cura Brochero en el año 2008, para hablar sobre Brochero y Pironio. Fue durante el mes de septiembre de 2008, al realizarse el V Encuentro Nacional de Sacerdotes, que convocó a más de 500 curas de todo el país y más de 30 obispos. El tema del Encuentro estuvo centrado en la figura de Pironio, al cumplirse 10 años de su fallecimiento, y en el testimonio sacerdotal que él transmitió.
La disertación de Bergoglio, hoy Papa Francisco, se centró en el modelo sacerdotal consistente en salir a la búsqueda del prójimo. “Toda acción sacerdotal tiene que ser paradigmáticamente misionera, tiene que ser salidora. Cuando a Brochero lo quisieron encajonar haciéndolo canónigo, no con mala voluntad sino honrándolo, sintió que ‘estos aperos no son para esta mula, esta mula es salidora’. Él siempre iba más allá. Hay que ir a buscar la oveja perdida. Ahora, cuando el cura se pone en administrador, en recibidor, cuando arma ‘la oficina’ parroquial y a dos cuadras hay gente que ni sabe persignarse, algo está fallando,” reflexionó el entonces cardenal.
Relacionando la dimensión misionera de Brochero y Pironio, subrayó: “Hay algo que es propio de Pironio y de Brochero y es el no quedarse en ellos. Brochero era un salidor de alma. Salía a buscar y juntaba a buenos y a malos. A todos les daba los ejercicios espirituales. Era un salidor, no se quedaba en la casa parroquial. Y Pironio, si bien no tenía el rasgo de salidor de Brochero, era un hombre de puertas abiertas con el que te daba ganas de estar. Es decir, Pironio tenía otra manera de salir. La apertura de su corazón era un rasgo típico de él. Cuando vos ibas a verlo a Pironio, estuviera donde estuviera y con el trabajo que tuviera, te hacía sentir que vos eras el único”.
“Lo que me impresiona de los dos es la manera que tenían de salir a los demás. Brochero fue el cura que andaba y andaba y andaba. Y la apertura de Pironio era su manera de salir, estando siempre a disposición de los demás,” marcó Bergoglio en su histórica visita a tierras brocherianas.
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