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San Javier y Yacanto: Aprender a producir y cuidar la tierra en tiempos difíciles

El sol brillaba en San Javier y Yacanto cuando un grupo de vecinos se reunió en la Escuela de Agroecología, una iniciativa que ha logrado transformar la manera en que la comunidad se acerca a la producción de alimentos. Entre risas, charlas y manos en la tierra, una reciente jornada se centró en la crianza de pollos y gallinas ponedoras, un saber que va más allá de la técnica: implica cuidar, planificar y producir de manera sostenible.

Para muchos de los presentes, participar de la escuela no es simplemente una actividad educativa, sino una respuesta concreta a los desafíos actuales. La inflación, los aumentos de precios en alimentos y la baja calidad nutricional de muchos productos industrializados hacen que poder producir parte de la propia alimentación sea una necesidad urgente. Aprender a criar gallinas da independencia y garantiza huevos frescos, nutritivos y seguros para las familias.

La jornada no se limitó a la teoría. Los participantes aprendieron sobre alimentación equilibrada para las aves, diseño de corrales y manejo de la infraestructura, aplicando conceptos que pueden replicar en sus propios hogares. La mirada atenta se mezclaba con las preguntas de quienes buscaban entender cada detalle, desde cómo prevenir enfermedades hasta cómo aprovechar al máximo los recursos naturales sin recurrir a químicos.

Los encuentros anteriores habían recorrido compostaje, preparación del suelo, huertas, control natural de plagas, poda, producción frutal y técnicas de siembra. Cada práctica se conecta con un objetivo común: producir alimentos de calidad, cuidar la tierra y fortalecer la autonomía alimentaria de la comunidad. La escuela seguirá en octubre y noviembre abordando biofertilizantes y manejo del agua, completando un ciclo integral de formación agroecológica.

El valor de estas prácticas va más allá de lo económico. En un contexto donde la alimentación industrializada domina la mesa cotidiana, aprender a producir y consumir de manera consciente también genera un impacto en la salud y en la cultura local. Para los vecinos, cada encuentro es una oportunidad de compartir experiencias, recuperar saberes tradicionales y fortalecer vínculos comunitarios.

En San Javier y Yacanto, la agroecología se vive como una herramienta de transformación. No se trata únicamente se enseñar a producir, sino que abre puertas para repensar la relación con la tierra, con los alimentos y con la propia comunidad. En tiempos de dificultades económicas y desafíos nutricionales, estas prácticas se convierten en un faro de sostenibilidad, educación y esperanza.