Luego de las elecciones se esperaban revelaciones sobre el escenario económico que enfrentarían los ciudadanos argentinos. Sin embargo, todo permanece estable. Aun así, continúa latente la expectativa. Ante esto podrían plantearse tres escenarios:
• El primer escenario, y sin dudas el más pesimista, podría ser llamado “profundización del modelo populista”. Implicaría continuar con alto déficit fiscal, financiado vía emisión monetaria. Atraso del dólar oficial y tarifas. Más regulaciones y controles de precios. El final es fácil de predecir: más deterioro social por mayor inflación, menor producción y destrucción de empleos.
• El segundo escenario podría denominarse “continúa la mediocridad”. Implicaría la firma de un acuerdo con el FMI y que comience a revertirse el atraso tarifario. En la misma línea, el Banco Central administraría una devaluación del peso y se alinearía el dólar oficial con la inflación. Esto debería ir acompañado de cierta austeridad en el manejo del gasto público. La economía y el empleo podrían repuntar levemente, aunque la inflación seguiría siendo alta y la situación social se seguiría degradando.
• El tercer escenario se llamaría “salir de la decadencia”. Para cumplir con esta premisa se necesita un ordenamiento integral del Estado, para que pueda funcionar con equilibrio fiscal, una presión impositiva tolerable para la producción y brindando servicios estatales de alta calidad y profesionalismo. Con esto, se puede tener una macroeconomía ordenada, una tasa de inflación de un dígito y una legislación tributaria y laboral mucho más moderna que transforme el crecimiento económico en mayores empleos de calidad.
No obstante, por el momento, no parece haber toma de conciencia ni de la dirigencia policía ni de la sociedad en asumir que el problema central está en la mala organización y baja calidad de gestión del sector público.
Por Instituto para el Desarrollo Social Argentino
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